Si buscamos en google “¿por qué un software de recursos humanos?” Aparecen más de 50 millones de resultados con artículos de todo tipo sobre la importancia de implementar un software de recursos humanos, tipos de software, funciones y una infinidad más de información que aún no ha sido capaz de convencerte de invertir en ello.
En este artículo no vamos a hablarte de los beneficios de tener una herramienta que te permita gestionar todo lo que tiene que ver con el talento de las personas en tu empresa, sino que te vamos a contar lo que pasa cuando no lo tienes:
Si buscamos en google “¿por qué un software de recursos humanos?” Aparecen más de 50 millones de resultados con artículos de todo tipo sobre la importancia de implementar un software de recursos humanos, tipos de software, funciones y una infinidad más de información que aún no ha sido capaz de convencerte de invertir en ello.
En este artículo no vamos a hablarte de los beneficios de tener una herramienta que te permita gestionar todo lo que tiene que ver con el talento de las personas en tu empresa, sino que te vamos a contar lo que pasa cuando no lo tienes:
1. Tomas las decisiones de olfato
Puedes engañarte todo lo que quieras pero aquello que no se mide, no existe. Si no mides el talento no puedes tomar decisiones objetivas y basadas en análisis de información para maximizar el rendimiento que sacas al talento de tu equipo. Seamos realistas, sin una herramienta que permita registrar toda la información, nadie recoge todos los datos relativos a los empleados de forma sistemática, estructurada y accesible.
2. Desconoces las expectativas de tus empleados
¿Cuándo fue la última vez que uno de tus trabajadores llamó a tu despacho para hablarte de sus inquietudes profesionales y sus intereses?, ¿y cuándo fue la última vez que le dijiste que cosas hace bien en su trabajo y cuáles debería mejorar?. Y seguro que si alguna vez has tenido este tipo de conversaciones, no ha quedado registro ni seguimiento posible de ello. Asique todo avanza sin más, desconociendo las expectativas de todos aquellos que trabajan con nosotros y no compartiendo las nuestras al respecto de los demás.
3. Los Millenials te rehúyen (y no solo los millenials)
Está muy de moda decir aquello de que “los millenials trabajan bajo pasión y no bajo presión” o que “valoran otros factores laborales por encima del salario” por lo que buscan empresas que muestren una preocupación real por su desarrollo profesional. Pero te contaré un secreto, no solo los millenials valoran el reconocimiento y las oportunidades de desarrollo profesional.
4. Actúas de forma reactiva ante las necesidades de tus trabajadores
No te planteas si tu política retributiva es justa o no hasta que no llega un trabajador y te pide un aumento de sueldo, o aún peor, directamente se marcha porque no has sabido detectar una injusticia percibida por su parte. Esperar a que tus trabajadores te digan aquello que piensan no va a suceder, a menos que preguntes o analices toda la información que tienes disponible.
5. Almacenas mucha información que no sirve para nada
Si eres de los que aún tiene algo de suerte y cuentas con alguna herramienta para registrar los aspectos relacionados con el talento de tu organización, seguro que la información está desestructurada, en diferentes hojas de Excel o incluso en montañas de papel que acumulan polvo en tu oficina, siendo imposible sacar nada de provecho de ahí.
¡Despierta! El talento es un bien muy valioso, invierte en atraerlo, desarrollarlo y fidelizarlo. No esperes a mañana porque puede ser demasiado tarde. PROPÓSTO DE AÑO NUEVO: GESTIONAR TALENTO
Natalia Juarranz